Esta es una de las preguntas que se hacen los exfumadores cuando han conseguido dejar el hábito. Y es que es común que al dejar de fumar las encías les sangren.

¿Por qué sangran las encías?

La clave está en lo que hace el tabaco en las encías. Éste debilita la capacidad que tiene el cuerpo para luchar contra las infecciones, y dificulta la lucha contra la infección gingival. Por eso, una vez dañadas, el tabaco hace más difícil la curación de las encías. Esta es sólo una de las consecuencias que trae el fumar.

Pero, ¿por qué no me sangraban antes?

Esto se debe a que el tabaco tiene la capacidad de enmascarar los efectos de la enfermedad periodontal, debido a que la nicotina restringe el flujo sanguíneo hacia las encías. Las encías sanas tienen un color rosa, que se enrojecen cuando algo les afecta, pero en los fumadores, las encías pierden esta capacidad, dificultando el diagnóstico de la enfermedad. Tanto así, que las personas que fuman mucho pueden incluso tener las encías grises.

Por tanto, cuando la persona deja de fumar, la enfermedad periodontal se hace patente y su gravedad puede ser importante. El sangrado sólo es un reflejo de esto último.

¿Qué debo hacer?

Lo primero es dejar de fumar. Un paso difícil pero necesario para evitar otros problemas de salud. Mientras lo consigues, es importante que te hagas revisiones periódicas con el dentista. De esta forma podrán valorar el estado de tus dientes y encías, y puedan hacer las limpiezas y tratamientos adecuados.

De hecho, dependiendo del estado de tus encías puede que necesites algo más que una limpieza profesional. El tratamiento de las encías puede ir desde un tratamiento periodontal, hasta curetajes o cirugías específicas para limpiar la zona de las encías.

No responses yet

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.