Imagen de Mehmet Egrik en Pixabay 

El mal aliento no es más que una clara señal de que en tu boca hay restos de alimentos en proceso de putrefacción. Sí, como lo lees. Ese trocito de carne que comiste en el almuerzo y quedó entre tus dientes por falta de un buen cepillado es ahora el banquete de las bacterias naturales de tu boca que lo están descomponiendo. Y por tanto, es normal que tu boca huela un poco a… basura.

La halitosis es un problema que no entiende de edades. Incluso los bebés sufren de mal aliento. Y, menos mal, tiene una solución sencilla aunque constante en el tiempo: una buena higiene bucal. Un buen cepillado tres veces al día, sobre todo después de cada comida, con su hilo dental incluido es la mejor solución. Los enjuagues bucales son algo a tener en cuenta, pero es un complemento. No se puede comparar su acción a la de un buen cepillado o a la función del hilo dental o irrigador dental para sacar los restos de comida entre los dientes.

Se sabe que en torno al 60% de los casos de halitosis tienen su origen en la boca. Otro 20% son las personas que tienen alguna enfermedad en el aparato digestivo, respiratorio, etc., que le genera este problema. Y hay otro 20%, según la Fundación Dental Española, que creen que tienen un problema de halitosis cuando se trata de algo puntual. Por ejemplo, que estés pasando por una época de mucho estrés.

¿Por qué tengo mal aliento si me lavo los dientes?

Puede haber varias razones para ello. La más sencilla de ver es que al cepillarte no lo hagas correctamente. Y que uses un cepillo manual o eléctrico no tiene nada qué ver. Cuando te decimos que el cepillado debe ser de arriba hacia abajo en las caras de los dientes y con movimiento circulares en las muelas no es por capricho. Esta técnica evita que «barras» la comida para que se deposite entre los dientes, por ejemplo. Conoce la técnica correcta para cada uno)

Una segunda razón es que te esté dando demasiada pereza usar el hilo dental o el irrigador bucal. Lo sabemos, es un incordio y puede que no te guste porque te haces daño (usa mejor un hilo dental en forma de cinta ;-), pero es necesario. La acumulación de comida entre los dientes no sólo genera mal aliento, sino que además es la principal causa de una de las caries más traicioneras que hay: las interdentales. Por no hablar del problema que genera en las encías. Parte del suelo en el que tus dientes se sujeta, como un árbol se tratase (no es ninguna casualidad que se le llame raíces a la parte del diente que está incrustada en el hueso de tu mandíbula).

Una tercera razón, como ya comentamos antes, es que tengas un hábito nocivo como fumar o sufras de alguna enfermedad gastrointestinal por ejemplo. Pero también puede ser por algo más sencillo como que tu dieta sea rica en alimentos con olores fuertes como los clásicos cebolla y el ajo, o los menos comentados como el queso y el huevo.

Echa un vistazo a tu dieta y has pequeños cambios. Si ves que el problema perdura y crees que haces bien todo lo que te comentamos antes, visita a tu dentista. En caso de tener una enfermedad, consulta a tu médico. Y si fumas… ya sabes lo que te vamos a decir. ¡Deja de fumar! La nicotina de tu tabaco puede estar escondiendo un grave problema en tus encías.

Es sólo mal aliento… ¿no?

No te engañes, el mal aliento es tu cuerpo diciendo de forma amable que algo no anda bien. Si no haces caso a esta advertencia y no visitas a tu dentista para solucionarlo, puedes sufrir de alguno de estos problemas:

  • Gingivitis y periodontitis: enfermedades de las encías que ponen en riesgo tu salud y la estabilidad de tus dientes.
  • Saburra lingual: se trata de una capa de suciedad blanquecina sobre la lengua. Es lo que comúnmente se conoce por lengua blanca y se puede ver también en los niños.
  • Boca seca o con exceso de saliva.
  • Caries
  • Abscesos
  • Infecciones varias

¡No digas que no te advertimos!

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