Se le conoce como onicofagia a ese aparentemente poco preocupante hábito de morderse las uñas. Seguro que conoces a alguien que lo hace, incluso puede que tu lo hagas o lo hayas hecho alguna vez en un momento de mucho estrés o ansiedad. Pero lejos de ser un hábito inofensivo, si no se controla, puede ser una gran amenaza para nuestra salud.

malos hábitos: morderse las uñas puede generar infección

Aunque no lo creas, morderse demasiado las uñas puede generar infección que puede ser mortal si no se atiende a tiempo. Y quién le daría mayor importancia a una ampollita en un dedo… Pues piénsatelo mejor la próxima vez que quieras arrancarte con los dientes ese pellejito que te vuelve loca. Ten en cuenta que entre las bacterias que pueden «vivir» bajo tus uñas están la Salmonella y la E. Coli. Además, está la paroniquia. Una enfermedad infecciosa en los dedos que provoca hinchazón, enrojecimiento y producción de pus. Justo lo que parece haberle pasado a Karen Peat, que sufrió una importante infección por morderse las uñas. La foto de arriba es su caso.

Por otra parte, el mal hábito de morderse las uñas o los pellejitos puede forzar la mandíbula. Las uñas son muy finas y ni qué decir de esos insoportables pellejitos que resultan imposibles de cortar con los dientes. Si sientes que te duele la mandíbula y tienedes a jugar con tus uñas, visítanos. Te puedes estar generando un bruxismo totalmente innecesario.

Ahora vamos a unos de los efectos más inmediatos y superficiales de este mal hábito de comerse las uñas: lo estético. Resulta que retrasa el crecimiento y deforma los dedos. Esto sin hablar del efecto psicológico pues no querrás mostrar tus manos.

El hábito de morderse las uñas no es tan inofensivo como crees

¿Qué puedo hacer para dejar de morderme las uñas?

Existen diversidad de trucos. Lo primero es saber si se debe a un momento de estrés puntual, o se trata de alguna dificultad psicológica. Por ejemplo, que uses este mal hábito para enfrentarte a aquello que te da miedo, por ejemplo. Si este es el caso, deberías acudir a un psicólogo para que te ayude.

Si en cambio te muerdes las uñas de formar esporádica, no llegas al extremo de hacerte heridas ni deformar tus dedos, entonces puedes intentar alguno de estos trucos:

1.- Utiliza esmaltes de uñas de sabor. Nuestra compañera Jane, de recepción, lo intentó de joven y por un momento le funcionó. Su sabor «asquerosamente artificial, como si tomaras alcohol», nos comenta, le disuadía de morderse las uñas. Pero no duraba mucho. El esmalte terminaba por desaparacer «y yo me terminé acostumbrando al sabor».

2.- Córtate las uñas. Una vez probados los esmaltes y sabiendo que era en momentos de estrés que tenía este hábito, nuestra compañera optó por adelantarse. Se cortaba las uñas lo suficiente para no hacerse daño y no poder hacer nada con los dientes. Este truco le funcionó mejor. Lleva contigo un cortauñas y antes de buscar ese pellejito con los dientes, córtalo.

3.- Busca otra vía de escape. Pero claro, el estrés seguí presente y aunque se dejó de comer las uñas, se pasó a morderse los labios. Las molestias en la mandíbula aumentaron y apareció el bruxismo. ¿Qué hizo?, te preguntarás. Optó por buscar otra vía de escape. Se creó juegos de mano para como un anillo que puede darle vueltas con los dedos, y ahora juega con el borde de sus uñas sintiéndolas con la punta de sus dedos.

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