Ya tienes el regalo y la reserva en ese fantástico restaurante. Todo apunta a que la cena del Día de San Valentín será un éxito… Eso si ninguna de estas cosas te pasan duran la cena:
El amor se huele en el aire… Imagínate, te vas a encontrar con esa persona especial, estás espectacular, con tu mejor apariencia. Te ve, le ves, se sonríen, los corazoncitos se pueden ver flotando en el aire. Entonces se te ocurre abrir la boca y un aroma a rancio sale al encuentro de tu pareja. ¡Qué horror!
TIP: No te olvides de cepillarte los dientes antes de la gran cena. Un poco de colutorio o un chicle sin azúcar puede ser un gran aliado justo antes de encontrarte con esa persona especial. Sobre todo si fumas o sufres de mal aliento.
Tienes algo entre tus dientes. Una de las cosas que dan más vergüenza es que tengas algo entre los dientes cuando sonríes. Y lo peor es que la mayor parte de las veces la otra persona no sabe cómo reaccionar: si te lo dice te avergozarás y la conversación se volverá rara, si no te lo dice entonces estarás haciendo el idiota toda la noche o hasta que ese trozo de comida desaparezca por sí solo o lo descubras y te enfades.
TIP: En cierta forma es complicado que no te pase si vas a cenar, pero un poco de agua antes de sonreír puede ser una muy buena idea.

Ese incómodo momento cuando la otra persona tiene algo entre los dientes y no sabes cómo decirle
¡Oh no! Me he roto un diente. Parece que es parte del guión de una película romántica, pero ha pasado en la vida y no siempre tienen un happy ending. Que te rompas un diente en medio la cena y tu acompañante te acompañe al dentista de urgencia no es el perfecto plan para San Valentín.
TIP: esto entra dentro del ámbito de la suerte, pero que no te quede duda de que si visitaras más seguido a tu dentista, seguro que tus probabilidades de que te pase algo como ésto disminuirían.
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